Yo, que me prometí que nunca tendría los problemas dentales que tuvieron mis padres. Yo, que siempre me dije, que era imposible que mis pies terminaran siendo tan feos como los de ellos, ahora abro la boca delante del espejo y examino mis muelas sin entenderlas. Incluso a veces, le pido a Andrea que me dé masajes en los pies porque me duelen como les dolían a ellos. Andrea y yo nos hemos ido a vivir a la casa que nos ha dejado mi madre. La casa de mi infancia. La primera que se compró mi abuelo con el sueldo de la fábrica. Empiezo a tener el mismo miedo que siempre han tenido todos los miembros de mi familia; miedo de mirar por la mirilla y ver el hambre al otro lado. Andrea y yo hemos cambiado al distribución de los muebles. Para ahorrar dinero, hemos decidido pintar nosotros mismos el piso. Al quitar el papel de las paredes había moho. Debajo del moho había más pintura. Y debajo de esa pintura, otra capa de papel y debajo más pintura. Cuando hemos empezado a quitar el papel ha sido c