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Mostrando entradas de enero, 2024

Por fin mi casa está encantada

La primera noche esperaba oír algún ruido. Si quiera, algún portazo de aprobación o de protesta en el armario en el que había guardado las cenizas de mi padre. Mi padre no se había portado especialmente bien hacia el final de su vida así que pensé que, al menos, en algún momento la Biblia se movería o algún crucifijo empezaría a girar en la pared. Pero nada. No sentí ningún escalofrío. No se rompió ningún vaso. No escuché ningún susurro durante la madrugada. La vida ha ido continuando y esta casa se ha resistido a dejar entrar al fantasma que le corresponde. Sin embargo, todo cambió la otra noche. LLegué del trabajo y me senté en la cama para descalzarme las bambas. Nada más sentarme lo noté: no se me hundía el culo; el colchón había rejuvenecido, volviéndose duro como el día en que llegó a esta casa. Me levanté de un brinco y empecé con las carcajadas. ¡Cabrón! Así fue como supe que el fantasma de mi padre había estado conmigo todo este tiempo. Simplemente, ha pasado lo mismo que pasa