A mí me gustan el flamenco y las coplas trágicas. Coplas como La hija de Juan Simón , que trata sobre un enterrador al que no le queda otra que enterrar a su propia hija y cuando regresa del cementerio al pueblo, todos le preguntan ¿de dónde vienes tan triste Juan Simón? Y él responde que viene de enterrar su corazón. También escucho a Camarón. Me arrasa su mundo de pájaros roncos a los que él intenta consolar dándoles de beber agua de río con hojas de menta. Cuando escucho flamenco, Andrea me mira con piedad, en plan: este pobre novio mío, que más que un hombre, parece un cacharro melancólico. Pero yo sé la verdad. Yo tengo mis muertos, y ella, por suerte, todavía no.