Anabel me parece tan hermosa como inquietante. Es como cuando vas por la calle y te encuentras con una mujer embarazada que fuma. La ves, y la boca se te abre con una pregunta ¿Por qué lo hace? Anabel está tan delgada que se ha convertido solo en un par de ojos que me miran para pedirme que la proteja del viento. A veces sí, me parece posible. A veces creo que juntos seríamos capaces de detener nuestras hemorragias y de darnos la mano en la playa cuando las olas vengan a estrellarse contra nosotros. Otras veces, simplemente pienso que hay pájaros fríos en la ventana. Porque la vida está llena de cosas que se convierten en otras cosas que te obligan a convertirte en otra cosa. Lo contrario es la nieve. Lo contrario es permitirle al invierno que sonría en los huesos que te rompiste cuando eras un niño. He removido la cuchara en el café; he trazado muchos remolinos de café en mi taza mientras sopesaba lo que es el amor. He llegado a la conclusión de q