Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de julio, 2020

Algún día

Algún día iremos a una consulta llena de diplomas y de pósters con vaginas esquematizadas. Allí nos darán la buena noticia y al salir empezaremos a enviar audios a nuestros amigos y a nuestra familia. Todos nos felicitarán y entonces comenzará una espera de mi oreja pegada a tu barriga para precisar el momento en que empiece a sonar el nuevo tic-tac de una vida. Después empezará el reinado de lo exagerado. Los pies de plomo y los puños de hierro. El terror a que la casa huela a butano o a que los balcones no sean seguros. Las dudas sobre si hicimos bien en traer a alguien nuevo a este mundo de gente que va por la calle mal disfrazada de cirujano. El calor. El mundo cada vez más caliente. Sazonar de pánico nuestras vidas y herir nuestra memoria recordando cómo era el mundo cuando podías bañarte con tus amigos en una piscina. Con el correr de los años, latas de conserva y el brillo de una canción resonando por toda la cueva.

Crazy Managers Skills & Goals in Football Match

Este es el nombre de un vídeo de Youtube en donde se recopilan imágenes de entrenadores a los que, fortuitamente, el balón se acerca a ellos en mitad de un partido. Todos estos entrenadores son exfutbolistas que fueron futbolistas hasta que el cuerpo les abandonó. Son hombres a los que no les quedó otra que reciclarse como entrenadores de fútbol, o convertirse en alcohólicos que repasan fotos de un viejo álbum glorioso. En este vídeo de YouTube, lo que vemos casi todo el rato son balones que se escapan por la banda y que pasan tan cerca de los pies de estos hombres, que no pueden evitar controlarlas y pasársela a un jugador. Hay dos momentos que han logrado pasarme algo de su corriente emocional. El primero me ha parecido muy tierno: un balón muy alto va a caer cerca de donde está el por entonces entrenador del Depor, Clarence Seedorf. Él alza la vista y prepara el pie en la posición exacta para pinchar el balón. Cuando lo pincha se lo pasa a un jugador del equipo rival para que el jue

La cara ensangrentada

Cuando yo era un poeta joven, aspiraba a ser moderno. Quería ser salvaje, voltaico, ser complejo y al mismo tiempo, ser capaz de regresar al pueblo de las palabas, para hablar de huertas y de ríos. Para hablar de lo que es el amor, de lo que es enamorarse y sentirse como un recién llegado al cielo. Pero me voy haciendo un poeta viejo. Cada vez tengo que hablar más alto para que se me oiga por encima del ruido de las máquinas. Hoy una vecina se ha metido en el ascensor sin llevar puesta la mascarilla. La he mirado recomendándole la muerte. He deseado que los dos estuviéramos frente a frente con la cara ensangrentada, sin leyes. Hoy he querido cansarme asesinando. A veces la poesía es un perro que se come los deberes del corazón, y otras veces la poesía es este lugar en donde descanso de tanta muerte que no puedo dar.

Rodando

Si se pudiera escapar de la muerte, yo escaparía de ella montando en bicicleta. Hacer deporte no es hacer deporte, y el que lo probó lo sabe. A veces me confundo en el quicio de la puerta, y en lugar de decir que me voy con la bici, le digo a mi madre que me voy a escribir. Montado en la bici veo la respiración de los árboles. Cuando cojo velocidad pongo la espalda recta y levanto la cabeza, porque cuando me mido con mi cansancio algo me enseña a ser más alto. Mientras monto en bicicleta, por el camino de la playa, también veo mariposas, siempre indecisas entre lo insecto y lo flor. Ellas revolotean locas, dando palmadas, casi como si fueran galletas que vuelan. Salir a hacer deporte es también fabricar regresos a casa. Con qué merecimiento me ducho al llegar. Con qué heroicidad reclamo como mío las cosas que ya eran mías: el ordenador, la ropa cómoda, los vistazos al móvil y la interminable espera a la que me llevan estos poemas.

Montse bella

Montse bella , como llama a mi madre, Andrea, porque mi madre le compra golosinas, y se queda atisbando por el hueco de la escalera hasta que se asegura de que mi novia ha llegado sana y salva al rellano. El mundo ha girado demasiado rápido para mi madre, Y a veces, cuando no entiende algo, me mira con una pobreza enegética que apenas alcanza a iluminarle los ojos. No sé qué pasa, pero el tiempo pasa y mis padres se han quedado sin la equipación para seguir jugando.

Nombres de gato

Andrea y yo estamos buscando nombres de gato. Hemos quedado en que si es macho se llamará ‘Donut’. Pero si es hembra, le pondremos ‘Arepa’. De esto hablamos solo en la cama, porque los nombres son algo abstracto, y las cosas abstractas es mejor buscarlas en esa franja de plastilina que hay entre el olor a realidad del café de la mañana y las playas en donde te bañas desnudo, con un revólver en la mano, mientras proclamas que eres el amo del mundo.