Supongo que era por su rudimentaria educación religiosa, pero para haber pasado una guerra, con su hambre, sus bombas, sus enemigos y sus cadáveres atascando los ríos, mi abuelo hablaba con mucha corrección; nunca blasfemaba, nunca se cagaba en Dios, ni en la virgen; ni siquiera en ningún santo por menor que fuera su cargo. Lo que sí hacía mi abuelo, como hacer caca es inevitable, era cagarse en Diez o en la Mar Serena. Las dos expresiones me hacían mucha gracia por motivos obvios. Imaginarme a mi abuelo cagándose sobre la cara de diez personas… ¿Y por qué en diez? ¿Cómo las elegía? ¿Tenía que estar enfadado con diez personas a la vez para poder decir que se cagaba en Diez? Me hace gracia pensar en mi abuelo apuntando en una lista el nombre de la gente que le iba cayendo mal hasta que por fin llegaba a diez y podía cagarse en ella. Pero todavía me parecía más raro lo de cagarse en la Mar Serena. ¿Es que mi abuelo prefería el mar embravecido? ¿