Han intentado entrar a robarnos.
Mi madre ha oído unos ruidos
y se ha encontrado entreabierta
una ventana que ayer
dejamos cerrada.
Nos hace falta un perro,
o un revólver,
o un bosque peligroso
en donde gastar
toda esta furia y este odio.
Escribo cuando bebo
porque me parece
que en este gerundio del bebiendo
detengo el tiempo
y solo entonces
me da tiempo a repasar el guion de mi vida
y apuntar cosas en sus márgenes.
A veces miro a mi madre
como empezando a echarla de menos. Presintiendo
cómo será su muerte
y cómo será mi vida
cuando ya no pueda volver a verla.
Hoy he cerrado las ventanas
y he bajado las persianas
para que no entren los ladrones
y para que el viento
no se cuele en la casa
convirtiéndose en un niño travieso
que da portazos en la madrugada.
De verdad que nos hace falta un perro,
para que ladre,
para que delate a los ladrones
que intentan entrar de noche
y nos salve
mientras estamos
desorientados y en pijama
De verdad que me hace falta un perro,
para que me ladre
y me reenganche a la vida cotidiana,
mientras me desoriento
y me ensimismo
pensando en que un día
se morirá mi madre.
Mi madre ha oído unos ruidos
y se ha encontrado entreabierta
una ventana que ayer
dejamos cerrada.
Nos hace falta un perro,
o un revólver,
o un bosque peligroso
en donde gastar
toda esta furia y este odio.
Escribo cuando bebo
porque me parece
que en este gerundio del bebiendo
detengo el tiempo
y solo entonces
me da tiempo a repasar el guion de mi vida
y apuntar cosas en sus márgenes.
A veces miro a mi madre
como empezando a echarla de menos. Presintiendo
cómo será su muerte
y cómo será mi vida
cuando ya no pueda volver a verla.
Hoy he cerrado las ventanas
y he bajado las persianas
para que no entren los ladrones
y para que el viento
no se cuele en la casa
convirtiéndose en un niño travieso
que da portazos en la madrugada.
De verdad que nos hace falta un perro,
para que ladre,
para que delate a los ladrones
que intentan entrar de noche
y nos salve
mientras estamos
desorientados y en pijama
De verdad que me hace falta un perro,
para que me ladre
y me reenganche a la vida cotidiana,
mientras me desoriento
y me ensimismo
pensando en que un día
se morirá mi madre.