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Mostrando entradas de mayo, 2018

Laura se enfadará cuando se entere de que he vuelto a matar hormigas

He vuelto a matar hormigas, Laura. No me gusta haberlas matado. De pequeño las masacraba. Me portaba con ellas como Yahveh con el antiguo pueblo de Israel. Las castigaba: Las partía por la mitad e inundaba sus hormigueros con agua. Hace años que les pedí perdón y desde entonces no había vuelto a matarlas. Hasta ahora. Este mediodía me he puesto a comer sin haber fregado los platos. Cuando he ido a lavarlos ellas ya estaban allí; hacían peregrinajes desde un agujero de la pared hasta la pica con sartenes y platos. Habían convertido mi cocina en una ruta turística. Me enfadé. No podía tolerar que tomaran la casa. Mandé un diluvio que se las llevó a casi todas. He dejado que algunas escaparan y no ha sido por misericordia; quería que enviaran un mensaje, quería que transmitieran al resto de insectos que con Iván Legrán no se juega. Pobres. Seguro que ahora están implorando asilo político al azucarero del salón. O puede que el recuerdo del desas

Vida inventada junto a una adolescente

Que sepas que ya me he corrido en tu cara un montón de veces. Ya te he ayudado con los deberes. Hemos ido al supermercado, hemos dormido juntos y nos hemos descojonado de la risa meándonos el uno sobre el otro en la ducha. Que sepas que ya te he visto sorprendida turbada perpleja enfadada alarmada y sangrando. Estoy aterrorizado porque sé que el viento nos arrancará los paraguas y terminaremos por mojarnos. Y después qué. Puede que vayamos en bicicleta. Puede que nos quitemos bichos de los brazos y briznas de hierba del pelo. Seremos muy convencionales. Con suerte sonreiremos muy frecuentemente en una casa con el papel de las paredes despegado. Me parece que nos pasaríamos la vida relampagueándonos y queriéndonos mucho. En las fotos sonreiríamos muy alegres. Porque siempre estaríamos follándonos, para hacernos existir brutalmente.

La ciudad

A veces camino por el barrio y paso por delante de casas grandes entre cuyos árboles dejan hilos con CD's colgando, supongo que para que los pájaros no cometan travesuras con las frutas. En esos momentos me parece que las ciudades son hombres tendiéndole la mano a un árbol. Pero es mentira. La ciudad jamás podrá ser eso. He visto incendios. He escuchado bomberos. He oído sirenas que me han confirmado, que las ciudades solo son lugares en donde la gente fallece y luego sus familiares esperan civilizadamente a que coches fúnebres semejantes a tabletas de chocolate con ruedas vengan a recoger los cadáveres. Es difícil ser alguien especial en una ciudad. La escenografía es demasiado grande y está demasiado atiborrada de personajes Algunos todavía sueñan. Otros ya saben que el amor es un lugar al que se viaje en un vehículo que huele a combustible. Te lo digo yo, que soy tan solo otro tú que también ha escuchado encerrado en su cuarto a ambulancias corriendo y a vecinos corriéndose. C

Leila

Hubo una versión de ti y una versión de mí que se amaron. Y eso ni todo el peso del paso del tiempo puede desprestigiarlo. Yo lo recuerdo. Nos recuerdo. De vez en cuando, con mirada tierna e indulgente, limpio nuestro retrato. No parábamos de regalarnos cosas. Podábamos el tiempo y hacíamos cirugías complicadas en las agendas para poder vernos. El dinero sí era importante porque nos servía para comprar tiempo juntos. Viajes. Turbulencias. Maletas que nunca salen por la cinta transportadora y unas ganas improrogables de estar siempre follándonos. Incluso las peleas eran hermosas. Tanto daño, tanta verdad, tantos rayos y truenos con alguien que me importa. Ahora ya nunca me peleo con otras personas. No saben lucharme ni hacerme daño como tú. No estoy triste. Morimos bien, jóvenes y guapos, asesinados entre violines.

Entonces

Entonces seamos enemigos. Versionemos nuestra intimidad en cualquier taberna. Hartemos a nuestros amigos hablando mal el uno del otro, hasta que los años consigan civilizarnos el dolor. Entonces significa de acuerdo, después de todo. Entonces: la vida me ha ido desprogramando para amar o confiar en los recién llegados. Cómo me ha cambiado que cambies, qué cansado, qué aniquilado, cuánta extenuación conlleva la milimetría de los sentimientos. Grandes y blancas, las nubes hoy se mueve como veloces ambulancias. Los días pasan. Las casas crujen por la noche y los cambios no se notan hasta que alguien te los señala. Abro la puerta y la buena suerte ya no entra como un perro sonriendo. Ya no estoy de humor para la buena suerte. Camino por la calle y las paradas de autobús van aullando capitalismo en los días señalados. Quiero pegarte. Mirarte con odio. Cuidarte. Odiarte como yo solo tengo derecho a hacerlo. Entonces, después de ta

Micronovela futurista de terror/humor + análisis

Eres de lo que no hay, le dijo la joven al monstruo de cinco cabezas y tres ojos. Es una micronovela , y no un microrrelato porque condensa dentro de sí muchas preguntas: ¿Qué relación mantienen la joven y el monstruo? ¿Dónde se encuentran? ¿Si el monstruo quiere hacerle daño, podría ella permitirse la frivolidad de hacerle un juego de palabras así? ¿Y entonces? ¿Es una historia de amistad? Pero, de ser así, la escueta descripción del monstruo intenta presentárnoslo como algo decididamente terrorífico; tiene múltiples cabezas, lo cual, metafóricamente, indica inestabilidad psíquica. Además, solo tiene tres ojos para cinco cabezas: hay, como poco, dos cabezas ciegas, lo que plantea una dicotomía entre visión (saber lo que se hace) y ceguera (no saber lo que se hace). Analicemos ahora un poco el personaje femenino de esta micronovela: si aceptamos que el monstruo es terrorífico (y lo es, teniendo en cuenta no solo los cánones occidentales), ¿cómo es que la chica puede ser tan cínica