A mí me gustan el flamenco
y las coplas trágicas.
Coplas como La hija de Juan Simón,
que trata sobre un enterrador
al que no le queda otra
que enterrar a su propia hija
y cuando regresa del cementerio
al pueblo,
todos le preguntan
¿de dónde vienes tan triste
Juan Simón?
Y él responde que
viene de enterrar su corazón.
También escucho a Camarón.
Me arrasa su mundo
de pájaros roncos
a los que él intenta consolar
dándoles de beber
agua de río con hojas de menta.
Cuando escucho flamenco,
Andrea me mira con piedad,
en plan:
este pobre novio mío,
que más que un hombre,
parece un cacharro melancólico.
Pero yo sé la verdad.
Yo tengo mis muertos,
y ella, por suerte,
todavía no.
y las coplas trágicas.
Coplas como La hija de Juan Simón,
que trata sobre un enterrador
al que no le queda otra
que enterrar a su propia hija
y cuando regresa del cementerio
al pueblo,
todos le preguntan
¿de dónde vienes tan triste
Juan Simón?
Y él responde que
viene de enterrar su corazón.
También escucho a Camarón.
Me arrasa su mundo
de pájaros roncos
a los que él intenta consolar
dándoles de beber
agua de río con hojas de menta.
Cuando escucho flamenco,
Andrea me mira con piedad,
en plan:
este pobre novio mío,
que más que un hombre,
parece un cacharro melancólico.
Pero yo sé la verdad.
Yo tengo mis muertos,
y ella, por suerte,
todavía no.