Todos los grandes momentos de la vida
son como cuando pasas de caerte siempre en la bici
a llevar, de repente,
el equilibrio perfectamente.
Es cutre.
Es violento.
Es booleano
pero cambias de golpe
aunque sean los golpes
los que te hagan cambiar.
Un día te levantas,
te lavas la cara
y te das cuenta de que ya está;
ya hay otra cosa más del pasado
que ha empezado a darte igual.
Solo siguen los muertos de uno;
mi abuelo, mi padre
tan cotidianos
como electrodomésticos de hectoplasma
que solo sirven
para que esta casa
tenga sus fantasmas.
son como cuando pasas de caerte siempre en la bici
a llevar, de repente,
el equilibrio perfectamente.
Es cutre.
Es violento.
Es booleano
pero cambias de golpe
aunque sean los golpes
los que te hagan cambiar.
Un día te levantas,
te lavas la cara
y te das cuenta de que ya está;
ya hay otra cosa más del pasado
que ha empezado a darte igual.
Solo siguen los muertos de uno;
mi abuelo, mi padre
tan cotidianos
como electrodomésticos de hectoplasma
que solo sirven
para que esta casa
tenga sus fantasmas.