Superar algo
es permitir
que te acompañe para siempre.
Por eso siempre digo
que esta casa
está llena de fantasmas.
Me pongo el reloj de mi abuelo.
Saludo a la fea hurna
que contiene las cenizas de mi padre.
Salgo a la calle
contento de ser
el río
que los prosigue
y los contiene.
Lo hago
porque yo,
al igual que los romanos,
construyo la Necrópolis
muy cerca
del Circo.
Cuando lo oscuro, cuando lo sombrío;
da igual, cuando todo
alcanzó su tamaño natural,
mi abuelo me insistía
en que, al final,
la vida son solo
un puñado de años
que guardas en una cajita
a la que te agarras muy fuerte,
mientras esperas
a que la riada
venga y se la lleve.
es permitir
que te acompañe para siempre.
Por eso siempre digo
que esta casa
está llena de fantasmas.
Me pongo el reloj de mi abuelo.
Saludo a la fea hurna
que contiene las cenizas de mi padre.
Salgo a la calle
contento de ser
el río
que los prosigue
y los contiene.
Lo hago
porque yo,
al igual que los romanos,
construyo la Necrópolis
muy cerca
del Circo.
Cuando lo oscuro, cuando lo sombrío;
da igual, cuando todo
alcanzó su tamaño natural,
mi abuelo me insistía
en que, al final,
la vida son solo
un puñado de años
que guardas en una cajita
a la que te agarras muy fuerte,
mientras esperas
a que la riada
venga y se la lleve.