Ahora con el rollo de las mascarillas
hace tiempo
que no me fijo
en la cara de ningún adolescente.
Sin embargo, el otro día
vi por la calle a un chaval
que se quitó la mascarilla
para comer pipas.
Me fijé en sus largos dientes de conejo.
Me acordé de que los niños empiezan
a crecer por la boca,
como cuando a Alicia
la hechizan en el País de las Maravillas
y ahora le crece una pierna,
y ahora un brazo…
Los niños empiezan a crecer por los dientes
y si lo piensas
hay un instante de sus vidas
en los que resultan terroríficos
porque son niños,
pero durante un tiempo
sonríen como caníbales.
Después de crecerles los dientes
les crecen también los sentimientos.
A los 20
empezarán a ser conscientes
de todo el rato que pasan
en esas habitaciones rojas que ya no existen
revelando cosas
que ya no existen.
Y al poco tiempo
vendrá lo peor:
darse cuenta, con esos dientes de conejo,
de que mañana
lo único que tendrán para morder
es el pan de ayer.
hace tiempo
que no me fijo
en la cara de ningún adolescente.
Sin embargo, el otro día
vi por la calle a un chaval
que se quitó la mascarilla
para comer pipas.
Me fijé en sus largos dientes de conejo.
Me acordé de que los niños empiezan
a crecer por la boca,
como cuando a Alicia
la hechizan en el País de las Maravillas
y ahora le crece una pierna,
y ahora un brazo…
Los niños empiezan a crecer por los dientes
y si lo piensas
hay un instante de sus vidas
en los que resultan terroríficos
porque son niños,
pero durante un tiempo
sonríen como caníbales.
Después de crecerles los dientes
les crecen también los sentimientos.
A los 20
empezarán a ser conscientes
de todo el rato que pasan
en esas habitaciones rojas que ya no existen
revelando cosas
que ya no existen.
Y al poco tiempo
vendrá lo peor:
darse cuenta, con esos dientes de conejo,
de que mañana
lo único que tendrán para morder
es el pan de ayer.