Hoy no salgo.
En aquellos tiempos
yo me sentía bronceado
Pero al final,
lo que sueñas en un sótano
Me voy a quedar aquí sentado
haciéndome el poeta; o sea
contemplando cualquier cosa,
mientras que lo que en realidad hago
es echarle azúcar a los muertos.
Todos somos iguales con nuestra juventud;
todos nos asemejamos
todos nos asemejamos
a viejos deportistas retirados
que ya no pueden seguir el hilo de las conversaciones
porque solo pueden prestarle atención
a antiguas competiciones.
Mudos y solitarios,
los viejos deportistas retirados
ya solo repasan
viejas medallas.
Mudos y solitarios,
los viejos deportistas retirados
ya solo repasan
viejas medallas.
Para mí ser joven
era soñar en sótanos,
crecer en secreto,
y de vez en cuando,
cuando el amor me sonreía,
comer carne cruda en los jardines.
crecer en secreto,
y de vez en cuando,
cuando el amor me sonreía,
comer carne cruda en los jardines.
Cómo sonreía con la boca sangrante de amor.
Todas mis sonrisas se merecían una foto.
Para qué demonios si no
sirven la juventud y el amor,
sino es para fotografiarlos.
En aquellos tiempos
yo me sentía bronceado
por la intensidad de todo lo que sentía.
Hubo mujeres
a las que en un momento determinado
quise servir como un esclavo,
quise servir como un esclavo,
y, sin embargo,
al instante siguiente
al instante siguiente
las amenazaba
con un revólver en mi mano.
Pero al final,
lo que sueñas en un sótano
se queda en un sótano:
¿Dónde están
los niños que me prometí?
los niños que me prometí?
Aquellos que debían
pasarse todo el verano
persiguiendo libélulas
con sus bicicletas.
Por suerte, lo que crece con los años,
tan en secreto,
es el resentimiento.
Copos lentos.
Nieve lenta que se vuelve dura
como un secreto jamás confesado.
Hoy me quedo en casa
repasando viejas medallas.
repasando viejas medallas.
Me sentaré en el sillón,
contemplaré muertos dulces
y me calentaré con esta hoguera
que solo puedo ver yo.