Universitaria al horno
Ingredientes:
Una muchacha universitaria de 18 años.
Un horno grande.
2 cerezas.
Sal.
Aceite virgen extra.
Un cuchillo de punta redonda.
1 revólver de calibre pequeño con silenciador.
9/10 comensales con buen apetito.
Máquina para rapar pelo.
Un auxiliar de cocina.
Pasos a seguir:
Antes de nada, hay que advertir
que más importante que la edad de la muchacha en sí,
lo estrictamente necesario
lo estrictamente necesario
es que la chica esté en su primer año universitario.
Porque luego, con el tiempo, esa emoción de sentirse realizada
se irá desgastando
Porque luego, con el tiempo, esa emoción de sentirse realizada
se irá desgastando
y su sonrisa
dejará de ser tan extraordinaria.
Si os lo permiten las circunstancias,
intentad sorprender a la muchacha
en la biblioteca de su facultad.
Es más: de ser posible, esperad
hasta que encuentre el libro que esté buscando;
cuando sus dedos se estiren
para alcanzar el lomo
y los músculos de su rostro
den el primer paso
hacia una sonrisa, entonces,
pegad el cañón a su nuca y disparad.
Voila:
la habréis matado
justo cuando más espléndida
era su sonrisa.
Ese momento irrecuperable: los 18.
Encontrar en tu primer año de universidad
ese libro que buscas: es en ese punto
cuando una mujer
es comestible
como no volverá a serlo nunca.
Una vez en casa
desplumad a la joven
de su ropa y de sus joyas.
Aquí no somos
aves de carroña
que se comen los ojos: ¡de ahí las cerezas!
Usaremos el cuchillo de punta redonda
para hacer la sustitución.
Es importante hacerlo rápido
para que la cereza se agarre mejor.
Si hay niños entre los comensales,
es recomendable quitar los rabitos de las cerezas,
porque si no, los muy pillos,
y lo digo por experiencia,
nada más verlos tirarán
y arrancarán las cerezas
como hacen todos los niños
con los adornos de chocolate
de las tartas de cumpleaños.
Volvamos a la preparación del plato:
Ahora es cuando hay que usar la máquina para rapar. El resto del vello
da igual, porque es muy poco,
pero la melena hay que cortarla
o nos impregnará la carne
con un sabor a quemado
que no deseamos. Recordad,
que aquí de lo que se trata
es de disfrutar de ese sabor
que tiene una chica en su esplendor.
Precalentamos el horno a 180 grados
una vez que ya hayamos
terminado de retirar la cabellera de la chica.
Después,
rociamos todo el cuerpo
con el aceite virgen extra
y luego vamos sembrando
con pizquitas de sal
ese aceite virgen extra.
Por fin abrimos la puerta del horno
y, con la ayuda del auxiliar,
introducimos a la muchacha dentro.
¡Y fijaos qué maravilla!:
fijaos en cómo,
de entre las brumas de color rojo del horno
la muchacha que estamos cocinando
nos devuelve la sonrisa.
Exacto, amigos, porque todo esto
lo hemos hecho por eso:
la muchacha aún nos sonríe
con esa sonrisa que la convierte
en una manjar tan apetecible.
Horneadla durante unos 45 minutos.
Como idea de presentación,
si vuestros comensales son algo púdicos
si vuestros comensales son algo púdicos
podéis censurar, entre comillas,
las zonas más sensibles
con un poco de perejil
o con unas hojitas de parra.
Ya solo queda llevar el plato a la mesa,
y disfrutar con esta riquísima receta
de muchacha universitaria.