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Sam se ahorca




Hola, K.



K., espero que leas esta carta antes de entrar como un torbellino por toda la casa empezando a abrir puertas y ventanas, y contraventanas, y cualquier otra cosa abrible, con la intención de ventilarlo todo. Dios sabe que por algo habré dejado esta carta en el centro de la mesita del recibidor con un post-it amarillo fosforescente encima. Repito, Dios lo sabe, espero que tú, al menos, lo intuyas y leas esta carta antes de adentrarte más en la casa.

No me quiero hacer el misterioso. Me he ahorcado. Mi cadáver debe estar ahora mismo danzando lentamente sobre la soga que he atado en la buhardilla. Digo que mi cadáver estará danzando porque habré dejado la ventana abierta para evitar que se acumule el mal olor en la habitación, así que la brisa, o el aire, o cualquier otro puñal frío o cálido, habrán ido haciendo que mi cuerpo pivote sobre la cuerda hacia un lado y esta, como reacción, se habrá destensado haciéndome girar hacia el otro lado… En fin, K., que mis restos son un juguete del viento en la buhardilla, y por eso te hago esta advertencia: No entres en la buhardilla, ni siquiera pongas el pie en el primer escalón y grites mi nombre angustiada, esperando que todo sea una broma o que me haya faltado el valor para matarme. Nunca te gastaría una broma así, y si me hubiera faltado el valor para matarme no te hubieras tropezado con esta carta. Saca el móvil y llama ya a la policía, K., por favor. Yo no he querido hacerlo por si les hubiera dado tiempo a llegar antes de que me ahorque con éxito. Entenderás que en esto del suicidio uno es casi siempre primerizo…

K., no hace falta que leas más. El resto de la carta no es para ti. Ni siquiera es para la policía, ni para nadie en concreto. Supongo que estoy escribiendo para mí, para exorcizarme explicándome y poder morir con algo más de serenidad. Obviamente, esta carta te habrá exonerado de cualquier sospecha, pero por si acaso, y para que tú te quedes más tranquila, le grito ahora a la policía esto: KATHERINE WALKER NO ME HA MATADO. DE HECHO KATHERINE WALKER ES LA MEJOR ASISTENTE DEL HOGAR QUE JAMÁS HE TENIDO. DIOS MÍO, QUÉ BUENO LE SALE EL ARROZ. QUÉ ATENTA ES. QUÉ BUENA TABAJADORA. SI ALGÚN AGENTE DE SU COMISARÍA NECESITA A UNA ASISTENTA NO SE LO PIENSE MÁS: KATHERINE ES LA TRABAJADORA QUE ESTÁ BUSCANDO.

Siento de corazón dejarte sin trabajo, K. Ahí ves que va mi carta de recomendación, pero además de eso te he dejado un pellizco en mi testamento, así que no temas. No pienses que te estoy dando dinero, tú nunca aceptaste propinas… Piensa que te estoy dando oxígeno, ¿sí? Un tiempo para ti, para que respires y olvides tan rápidamente como puedas la muerte de tu patrón, como me llamabas tú, bromeando, o mejor dicho, de tu amigo, como me consideraba yo para ti, sin bromear.









Hola, señores agentes de policía, forenses, jueces y abogados




¿Por qué me he ahorcado? Bueno, obviamente, porque quise hacerlo. Porque instalé mi despacho hace años en la buhardilla y mi buhardilla está cruzada por gruesas y tranquilizadoras vigas de madera. Además, tengo una soga, y ahora me van a permitir una pequeña carcajada: es inevitable que recuerde lo insistente que era mi instructor de los Boy Scouts, cuando nos decía que todo hombre debe tener un buen trozo de cuerda en casa; son útiles para muchas cosas. Si a un hombre muerto le permitiera realizar un último gesto desde el más allá, tras ahorcarme, le pediría a mi cuerpo que alzara el brazo e hiciera una señal de OK con el pulgar, como último guiño hacia aquel instructor.

Me he ahorcado porque el mundo cambia mucho más rápido que yo.

Antes era al revés, antes algunos individuos abrían una pequeña brecha que más tarde cambiaría el mundo, pero el resto de individuos podía seguir con su paso lento y sus supersticiones. Un ejemplo: Darwin. Descubrió lo que descubrió y lanzó el mensaje que lanzó. Él no quería ese conocimiento, le pidió perdón a Dios por contradecirle. El mundo tardó años en asumir la plausibilidad de sus teorías, y mientras tanto se mofaron de él. ¿Sabíais que en España hay una marca de anís que se llama Anís del mono, y que el mono que aparece en su etiqueta es una caricatura de Charles Darwin? Ese anís se vende aun hoy.

Cuando yo nací aún había gente que viajaba en coches de caballo, no había luz eléctrica en el ámbito rural y la inmensa mayoría de hombres le pegaba a sus mujeres. Estaba mal visto no hacerlo. Estaba mal visto por casi todo el mundo. Eso incluye a las propias mujeres. Se tenían a sí mismas por potros a los que había que amansar con mano dura. Incluso mi padre le pegaba a mi madre: muy poco, decía él. Solo lo necesario, la oí decir a ella, a una amiga, en una ocasión.

Yo, en general, no apruebo la violencia. Nunca le he pegado a mi mujer, ni ella a mí. Pero todos sabemos que el machismo y el patriarcado van mucho más allá de la violencia física. Tengo, y creo que inevitablemente, gérmenes de machismo en mí. Estoy lleno de prejuicios: Creo que las mujeres aguantan menos el alcohol, que tienen menos fuerza física, que tienden más a la histeria, que hablan demasiado, que muchas tienen traumas soterrados -y esto, estoy seguro, tiene que deberse a las presiones que el patriarcado ha debido ejercer sobre ellas.

¿Sabéis cuál es mi problema? Que aun reconociendo eso, me es imposible verme como una mala persona.

Quiero poner otro ejemplo: mi abuelo se crió en un pueblo de América en la que lapidaban a los homosexuales. Él nunca participó en ninguna lapidación, siempre estuvo enérgicamente en contra de que mataran a alguien por ser como había nacido, pero… ¿Tenía amigos homosexuales? No. ¿Le hubiera disgustado que alguno de sus hijos o de sus nietos fuera homosexual? Por supuesto. Pero por Dios, estamos hablando de un hombre al que le habían dicho que los sodomitas eran criaturas de Satanás, y él supo ver que eso era mentira, intuyó que había personas que, sencillamente, eran distintas. ¿Eso no era bondad? ¿No era una buena persona? ¿No era mi abuelo mejor que el promedio de hombres y mujeres de su pueblo? Yo creo que sí.

Habiendo hablado de mi abuelo, me veo impelido a poner otro ejemplo de ¿bondad? No, diría que bondad no, pero sí de “rol en vías de extinción”. El ejemplo que debo poner es el de mi abuela.

Era una mujer analfabeta que firmaba los documentos del banco con una X o estampando la huella del dedo pulgar en tinta. Pero también era una mujer que, cuando veía que mi madre me había comprado unos pantalones nuevos, se echaba las manos a la cabeza y se metía tres o cuatro cabezas de alfileren en la boca para cogerme el bajo.

Ella planchaba bien. Tenía la casa impoluta. Colocaba estratégicamente pieles de mandarina seca entre la ropa guardada. Cuando le decía que me dolía la barriga me daba friegas y me preparaba manzanilla. Cuando, a los 7 años de edad, me enteré de que tenían que operarme de apendicitis, aullé llamando a mi abuela en lugar de a mi madre.

Lo que quiero decir es que mi abuela era una mujer cuyo trabajo era querernos. Estaba programada para ser buena y para hacer que una casa se convirtiera en un hogar. Ella angeló mi infancia más que cualquier otra persona o elemento. ¿Puede haber personas como ella ahora? Yo creo que no.  Ahora que ambos cónyuges se ven forzados a trabajar no hay hombre ni mujer que pueda especializarse tanto en atender a los demás. ¿Qué hay de malo en que yo eche de menos a mi abuela? Obviamente es mejor un mundo en el que no haya mujeres analfabetas, y en donde estas puedan acceder al mercado laboral, y en donde ninguna persona esté programada para cumplir el rol de cuidador de los demás pero… ¿Es ilógico que yo añore a mi abuela? El modo exacto en que calculaba la fiebre con un beso, su manera de ahuyentar con soplidos el vapor de la cuchara de probar los guisos.

Me gusta lo que le está pasando al mundo. Me gusta la aceleración que está sufriendo. La fuerza de choque de las feministas, los veganos, los ecologistas, etcétera. Creo que son completamente necesarios. Les entiendo, les entiendo de verdad…

Mirad esto: ¿Os cae bien Will Smith? ¿Dirías que es un representante del hombre blan… Bueno, del machismo? (Algarabía en la comisaría, policías dando su opinión. Murmullos de síes y noes entre los que acaba prevaleciendo el NO). Bien, pues os invito a que volváis a ver el príncipe de Bel-Air. Will cosifica a las mujeres, las trata como objetos, danza alrededor de ellas como un gallito, las piropea, hace menciones explícitas a sus pechos y a sus muslos. Pero Will Smith es un famoso, así que ha ido adaptando su personalidad y sus trabajos a los tiempos que corren para no desentonar con lo políticamente correcto.

Lo malo, aquello que me ha empujado a la soga, es que parece que yo ya no tengo derecho a reírme con el príncipe de Bel-Air. Una serie que en realidad ya no me hace reír, pero sí que me hace gracia porque me recuerda a mi infancia. Lo que intento decir, es que muchas de las cosas que a mí me generan catarsis están vinculadas a un mundo que ya ha terminado, mientras que yo, como persona, sigo existiendo. Cada vez me siento más desarraigado.

Hace poco le dije a un amigo que, a excepción de la Facultad, ya no existe ninguno de los sitios en donde fuimos jóvenes. Cerraron los bares a los que íbamos, los cines, las tiendas… Pero es que además también han cerrado la Cultura por la que solíamos transitar. Y es bueno, y es inevitable que así sea. Estoy convencido que el radicalismo y la energía con la que protestan las personas feministas, o animalistas o ecologistas es necesaria… La cosa es que, según mis varemos, yo también fui feminista y ecologista. Siempre quise que las mujeres tuvieran los mismos derechos que los hombres, siempre reciclé… Pero no es suficiente. Sé que con esa tibieza el mundo y la sociedad se van a la mierda. Pero es que no doy más de sí. Soy un ser vivo terriblemente parecido a una máquina que ya no puede actualizar su Sistema Operativo.

Los amigos de mi quinta y yo llegamos a una misma conclusión: y era la de que el corazón y la mente tienen velocidades diferentes. Por ejemplo, en mi época, la gente de mi generación ya sabía que las relaciones monógamas son una jaula innecesaria. ¿Pero ponían en práctica el poliamor? Muy pocas veces. ¿Por qué? Pues porque nuestro corazón era diferente a nuestras cabezas. Porque nos habíamos criado en hogares en donde había álbumes con fotos de boda. Porque toda la cultura que consumíamos era un diálogo machihembrado. Yo y ella. Una relación era una pelea, una pelea buena que podía darte hijos y generarte una nueva familia. Sabíamos que no era lo ideal, pero también sabíamos que era lo único con lo que nuestro corazón transigiría.

Me ahorco por eso. Porque han cerrado el mundo en donde yo fui joven y feliz. Ahora soy un misógino, un intoxicado del planeta y un asesino de animales.

Estoy de acuerdo. Hacedlo mejor que yo. Hacedlo mejor que todos los que os precedieron.



Sam

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