El otro día
estaba viendo una serie policiaca con Andrea
y después de ver una escena
en la que los polis iban a la morgue
para hablar con el forense,
Andrea me preguntó:
¿Y qué pasa
si alguno de tus usuarios de la residencia
se vuelve loco
y te apuñala en el trabajo?
¿Tienen en emergencias
mi número de teléfono
para avisarme de que te has muerto?
En ese momento pensé
que si me pasara algo
no querría que fuera Andrea
quien viera mi cuerpo sin vida
cuando el forense retirase la sábana.
Ella se pondría demasiado triste.
Lloraría.
Y en los sucesivos días
soñaría a menudo
con mi cara de muerto.
¿Quién podría identificar mi cadáver?
Mi madre queda descartada.
Vive lejos
y jamás le haría pasar por eso.
¿Ernesto?
Ernesto tampoco.
Es muy aprensivo,
y si fuera él quien identificara mi cadáver
después erraría
durante varios meses
con la mirada perdida
mientras piensa en la muerte.
El candidato ideal es Rubén.
Tiene coche
y ya ha visto varios cadáveres,
entre ellos, el de su padre,
muerto de cáncer.
Además, Rubén es más como yo
para estas cosas,
y cuando el forense destapara mi cuerpo sin vida
Rubén se limitaría a asentir
y a guardar el silencio
que merecen los muertos.
Después, no digo que no se acordara
de mí de vez en cuando.
Especialmente,
cuando beba
y se ponga a dialogar
con sus propias muertes.
estaba viendo una serie policiaca con Andrea
y después de ver una escena
en la que los polis iban a la morgue
para hablar con el forense,
Andrea me preguntó:
¿Y qué pasa
si alguno de tus usuarios de la residencia
se vuelve loco
y te apuñala en el trabajo?
¿Tienen en emergencias
mi número de teléfono
para avisarme de que te has muerto?
En ese momento pensé
que si me pasara algo
no querría que fuera Andrea
quien viera mi cuerpo sin vida
cuando el forense retirase la sábana.
Ella se pondría demasiado triste.
Lloraría.
Y en los sucesivos días
soñaría a menudo
con mi cara de muerto.
¿Quién podría identificar mi cadáver?
Mi madre queda descartada.
Vive lejos
y jamás le haría pasar por eso.
¿Ernesto?
Ernesto tampoco.
Es muy aprensivo,
y si fuera él quien identificara mi cadáver
después erraría
durante varios meses
con la mirada perdida
mientras piensa en la muerte.
El candidato ideal es Rubén.
Tiene coche
y ya ha visto varios cadáveres,
entre ellos, el de su padre,
muerto de cáncer.
Además, Rubén es más como yo
para estas cosas,
y cuando el forense destapara mi cuerpo sin vida
Rubén se limitaría a asentir
y a guardar el silencio
que merecen los muertos.
Después, no digo que no se acordara
de mí de vez en cuando.
Especialmente,
cuando beba
y se ponga a dialogar
con sus propias muertes.