Cuando éramos niños
el cole
nos llevó a ver
la desembocadura del río Llobregat.
Digamos que en aquel entonces,
si la playa hubiera sido una persona
hubiera sido un yonki
mortalmente enfermo, pobre
y vestido con un chándal sucio.
Vi una lavadora tirada en la playa,
muchos plásticos y muchos condones.
El guía nos habló de contaminación
y de los planes
que tenía el alcalde
para construir una depuradora.
Dijo más cosas.
Entre ellas
que inhalar gases
de residuos plásticos
producía cáncer.
Yo me asusté,
porque en mi casa
me pasaba el día
quemando muñecos,
para quitarles los brazos
e intercambiarlos con otros
quemando sus musculosos
cuerpos de plástico
con el mechero.
En aquel instante
pensé que era un niño condenado
a tener cáncer.
Una niña de mi clase
(una niña, además,
con la que me llevaba mal)
vio el pánico en mi rostro.
Entonces me cogió de la mano
me llevó aparte,
y me dijo que no me preocupase
y que seguramente
yo no tenía cáncer.
el cole
nos llevó a ver
la desembocadura del río Llobregat.
Digamos que en aquel entonces,
si la playa hubiera sido una persona
hubiera sido un yonki
mortalmente enfermo, pobre
y vestido con un chándal sucio.
Vi una lavadora tirada en la playa,
muchos plásticos y muchos condones.
El guía nos habló de contaminación
y de los planes
que tenía el alcalde
para construir una depuradora.
Dijo más cosas.
Entre ellas
que inhalar gases
de residuos plásticos
producía cáncer.
Yo me asusté,
porque en mi casa
me pasaba el día
quemando muñecos,
para quitarles los brazos
e intercambiarlos con otros
quemando sus musculosos
cuerpos de plástico
con el mechero.
En aquel instante
pensé que era un niño condenado
a tener cáncer.
Una niña de mi clase
(una niña, además,
con la que me llevaba mal)
vio el pánico en mi rostro.
Entonces me cogió de la mano
me llevó aparte,
y me dijo que no me preocupase
y que seguramente
yo no tenía cáncer.